Esa horrible bata negra llamada 'abaya'

La abaya es esa especie de bata negra que nos tenemos que poner, obligatoriamente, todas las mujeres en este país, pero esto no fue siempre así. Las mujeres expatriadas que vivían en Arabia no tenían que ponerse una abaya allá por los 70-80, esto no pasó hasta después de la Primera Guerra del Golfo. Y antes de 1979 las mujeres saudíes solamente se tapaban el pelo. Hace poco me contó un saudí del sur del país, que cuando sus padres se conocieron su madre solo se cubría el pelo, se pudieron ver y conocerse antes de casarse, en cambio, él no le vio el rostro a su mujer hasta el día de su boda, ya que hoy en día los matrimonios son concertados.

Bueno, pues después de varios días con abayas de prestado fuimos a Jeddah de compras.

Los centros comerciales están llenos de tiendas exclusivas de abayas, las puedes encontrar con todo tipo de abalorios, lentejuelas, piedrecitas, cristalitos, encajes, flores de terciopelo, cintas doradas, plateadas, brilli brilli, animal print, ¡pinchos!!, y hasta en otros colores que no sean negro, como marrón, tostado, azul marino, beige o verde oscuro.

Y yo que creía que la abaya era algo baratísimo que te compras en un mercadillo por 10 o 20 euros, pues no deja de ser una bata negra y ancha, pero me equivoqué.

Cuando empecé a preguntar precios, y todas eran de 200 euros en adelante, me llevé las manos a la cabeza, así que en vez de mirar las bonitas decidí preguntar por las que estaban de rebajas y la más barata me la dejaban en 80 euros. Pero como me da mucha rabia gastarme dinero en algo que no me gusta y que me tengo que comprar por 'obligación', salté a la siguiente tienda en la que dos mujeres muy simpáticas (a las que solo les veía los ojos) me dejaron una por 60 euros, algo menos.

Lo peor de las abayas es que suelen ser de poliéster, así que se pasa muchísimo calor, y no me quiero imaginar cuando lleguemos a los 50 grados en verano. Además, no se te pueden ver los tobillos, así que con la mía voy barriendo los suelos allá por dónde voy, y para subir y bajar escaleras es muy incómoda.

Una amiga ha encontrado un sitio en el que te las hacen a medida, con cinturón a juego, con los puños y cuello, y lo más importante… ¡de algodón!, así que espero poder agenciarme una de esas pronto.