No estoy contenta, sino contentísima, ya que me ha llegado todo y en perfectas condiciones. Primero, porque cuatro semanas ha sido bastante poco tiempo, aquí hay gente que lleva esperando dos meses y todavía nada. Y segundo, porque a pesar de que eché pestes contra los de la mudanza porque no me dejaron traer la mitad de las cosas que quería, al final tengo que agradecérselo, ya que gracias a eso no me abrieron las cajas en la aduana.
Cuando la mudanza llega a la aduana, si creen que puede haber alguna de las cosas prohibidas, abren las cajas para comprobarlo y luego lo meten todo de cualquier manera. A toda la gente que conozco aquí les ha llegado algo roto, a una compañera le falta una caja y en una caja de ella había cosas de otra persona, a otra chica le volaron los zapatos, a unos les llegó casi toda la vajilla rota, a otros les abrieron las cajas por culpa de los botes de plastilina de los niños, y así mil historias.
Así que yo me considero una afortunada. Y ahora, ¡a ordenar!!
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