Al llegar al control de policía en el aeropuerto nos dividimos en dos colas, una para las mujeres y otra para los hombres. Ellas a empujones haciendo todo lo posible por colarse delante de mí, incluso al llegar a la cinta para poner mi equipaje de mano el brazo de la de atrás pasó por delante de mí para poner la suya. Y tras una cortina en un cuartucho para que no nos vieran los hombres, el cacheo.
Luego cogimos un autobus para el avión. Aquí tenéis una foto que hice disimuladamente desde mi asiento.
En el avión me tocó junto a un matrimonio saudí muy simpático. No podría contar cómo era ella, ya que solo le veía los ojos, pero sonreía mucho y él me preguntaba muchas cosas que le decía ella (pues no hablaba inglés), que si me gustaba el país, que si el mejor hotel de Najran era el Holiday Inn y también me preguntaba cuántos bebés tenía. Así que fui todo el viaje muy entretenidos de cháchara con ellos.
Lo sorprendente fue el aeropuerto de Najran, el más nuevo, reluciente y moderno que he visto, nada que ver con el aeropuerto de Jeddah que es un caos.
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La primera noche cenamos en un restaurante descalzos, sentados en el suelo, y con la única ayuda de una cuchara de plástico para comer y cortar la carne. Tomamos un plato típico de la zona llamado mandi que consiste en cordero o pollo acompañado de arroz especiado y todo cocinado en un agujero bajo tierra.
A la mañana siguiente estábamos en pie a las 7 de la mañana preparados para hacer una excursión por los viñedos árabes
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Escalar una montaña
Y visitar las casas típicas de barro de la zona. En una de ellas los abuelos nos invitaron a tomar café árabe y dátiles.
La comida fue en un restaurante típico, pero esta vez tuvimos cubiertos, que se agradece. En este sitio también comimos sentados en el suelo que después de un rato, tengo que reconocer que es bastante incómodo.
Por la tarde fuimos al Empty Quarter que es desierto más grande del mundo, a montar a camello, algo que tengo claro que no volveré a hacer en la vida, ya que del meneo que me metió al ponerse en pie, me torcí una muñeca cuando me agarré para no salir volando.
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| Estos son los camellos que se crían para las carreras |
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| Atascados en las dunas y todos empujando. |
Por la noche cenamos, alrededor de una hoguera, mandi y camello. El camello no es una carne fuerte, sabe muy parecida a la ternera.
A pesar del calor que se pasa por el día, por la noche refresca bastante en el desierto, así que no hay que olvidarse el jersey.
La cena estuvo muy bien y pasamos un rato muy agradable hasta que una camel spider decidió hacernos una visita y darnos un buen susto, pero gracias a Dios la vimos a tiempo y la rematamos a zapatillazos.
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A punto de ser devorada por un mini camello
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| Luego al de comida en el que vendían sobre todo especias y aves |
El zoco me recordaba a la escena de la pelea en el bazar egipcio de Indiana Jones en busca del arca perdida.
Ver a dos hombres cogidos de la mano en este país es algo muy normal y no significa que sean pareja. Está prohibida cualquier muestra de afecto entre un hombre y una mujer que no estén casados, pero no entre personas del mismo sexo. Así que es muy normal ver a hombres dándose besos y cogidos de la mano. Sin embargo, la homosexualidad está castigada con la pena de muerte.
La pasión por el fútbol, sobre todo por el Barça y el Real Madrid, llega hasta los lugares más recónditos del planeta.
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| Aquí los niños le pidieron a nuestro guía que les hiciera una foto con la mujer occidental, yo misma. Probablemente, para algunos de ellos nosotras éramos las primeras mujeres occidentales que hayan visto en carne y hueso. |
Para los que vivís en KSA y estéis interesados en hacer este viaje tenéis que contactar con Muhammed, su página de Facebook es https://www.facebook.com/najran.tours
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